Movimiento Misionero Mundial se dio cita en el pueblo de Mayagüez, para celebrar su confraternidad en la Iglesia Juan 3:16. Con coros, cánticos y alabanzas que exaltaban el nombre de Jesús, dimos inicio a nuestra fiesta, donde su Espíritu Santo se manifestó sobre nuestras vidas para fortalecernos. En palabra de saludos, el Rev. Wilfredo Alvarado, quien laboró como misionero en España, testificaba las grandezas del Señor para continuar laborando como Pastor en el sector Las Parcelas Castillo en Mayagüez.
Movimiento Misionero Mundial se dio cita en el pueblo de Mayagüez, para celebrar su confraternidad en la Iglesia Juan 3:16. Con coros, cánticos y alabanzas que exaltaban el nombre de Jesús, dimos inicio a nuestra fiesta, donde su Espíritu Santo se manifestó sobre nuestras vidas para fortalecernos. En palabra de saludos, el Rev. Wilfredo Alvarado, quien laboró como misionero en España, testificaba las grandezas del Señor para continuar laborando como Pastor en el sector Las Parcelas Castillo en Mayagüez. El pastor instaba a continuar haciendo lo que Dios nos envió a hacer “Predicar la Palabra, calle arriba y calle abajo”. Por otro lado, el Rev. Charles González (Prebistero de zona 4) anunciaba la victoria que Dios les ha dado en aquella zona de trabajo, exhortaba a creerle a Dios y trabajar sin cesar a favor de la obra del Señor. En la tarde, el Rev. Albert Rivera (Supervisor Nacional), impartió la enseñanza bíblica titulada: “Las santificación no es opcional, es la voluntad de Dios” (1 Tes. 4:1-8). La palabra nos instaba a perseverar y conservar lo que hemos recibido del Señor, con el fin de agradar aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. La santificación es la forma como podemos agrada a Dios. Sin olvidar, que cada una de nuestras vidas debe tener paz para con todos los que nos rodean, y apartarnos de toda clase de inmoralidad sexual. Dios nos llama cada día a santificarnos, que es su perfecta voluntad. La santificación es un proceso tanto interno como externo, que Dios va perfeccionando en nuestras vidas. El Señor nos invita a no cambiar lo que hemos aprendido sino proseguir en ello hasta el fin. Concluimos nuestro servicio con una oración, rogándole al Señor fuerzas para guardar lo que nos entregó. ¡Un pueblo que busca la santificación en sus vidas! Así nos ayude Dios.