Para compartir el Evangelio, no hay edad límite. Desde hace 24 años, una fiel sierva de Jesucristo imparte las Buenas Nuevas de salvación en el Aeropuerto de Brasil. Lee versículos bíblicos y reparte folletos a todos los que se encuentra.
A sus 83 años de edad, Isaura Lima Lopes, habla incansablemente sobre el amor de Jesucristo a los distintos pasajeros y trabajadores del aeropuerto Internacional en Brasilia. Con un carrito para equipaje, su Biblia, incontables folletos y pancartas, donde escribe diariamente textos bíblicos, ha hecho de ese lugar su púlpito de predicación.
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"He recibido un mensaje de Dios diciendo que yo debería predicar a la clase más rica del país, pues ellos no quieren saber de Dios, solo se dedican a buscar dinero.", afirma Isaura, jubilada a sus 34 años de edad, hoy está convencida de que la predicación a las almas necesitadas es el mejor trabajo.
Lopes no llegó a tener una familia por situaciones distintas, desde ese momento se propuso servir a Dios y siempre dice que es el Señor quien le guía.
"El Señor escribió su ley en las tablas de mi mente: ‘Mi sierva, los sonidos de la tierra son muy desafinados con los sonidos celestiales. Mejor es no oír’.", cuenta. Para comunicarse, siempre tiene papel y bolígrafo en su carrito. A pesar de los problemas auditivos que padece, eso no le impide cumplir con la Gran Comisión.
"Yo hago lo que nuestro Señor Dios pida, nunca pido a nadie para mi alimentación. Es Dios quien toca la mente y el corazón de las personas. No me preocupo por eso. Nunca me falta nada.", asegura Isaura.
Según la gerente, Damyres Carvalho dos Santos, Isaura llega siempre alrededor de las 7pm. Pasa alcohol gel en la silla y en la mesa antes de sentarse, y al levantarse. Deja todo limpio. Sólo usa el aeropuerto para predicar. “Todos aquí la conocen.", expresó Damyres.
Actualmente Isaura sobrevive con su salario mínimo de su jubilación, que utiliza para alimentarse y pagar el alquiler de un apartamento. Sin duda alguna, ella es un ejemplo de evangelización. ¡Ánimo! ¿Qué te impide? ¡Predica tú también!
Fuente: Metrópoles